La alimentación es una necesidad natural, de regocijo para
paladares, de orgullo para el turismo pero también cada vez más divergente culturalmente
y en riesgo para la salud, agravándose más en comunidades indígenas por los
medios de vida en estado vulnerable.
Las y los participantes de nueve grupos provenientes de
Campeche y Yucatán, convocados por organizaciones civiles que desarrollan
proyectos en temas relacionados con el impulso a la producción y el consumo de
alimentos locales sanos, se dieron cita de manera virtual el 18 de octubre de
2021.
El objetivo de este foro fue dialogar sobre los cambios que
han ocurrido en la alimentación de las comunidades y su relación con la salud
de las personas y con el medio ambiente. A partir del diálogo se buscó
construir posibles alternativas para trabajar desde acciones cotidianas para
lograr una alimentación más sana y sostenible para ellas y sus familias.
Por parte de Fundación Ko'ox Taani, entre los grupos participantes estuvieron “Orquídeas” de Cantamayec y "Ahorradoras de Mayapán". Las participantes comentaron que antes había más gente que producía la milpa, hoy en día se está viviendo escasez del grano; antes no había tanto consumo de bebidas embotelladas, en su lugar la gente tomaba atole o algunas otras bebidas de frutas de la región. En contraste en la actualidad la alimentación se ha vuelto más dependiente a comprar en las tiendas, en lugar de producir sus propios alimentos. Consecuentemente las personas estaban más saludables y se enfermaban menos.
La transmisión de conocimientos de generación a otra
generación, es específico la niñez, presenta rupturas ante los estereotipos
alimenticios. "En mi época no había sabritas y refrescos (gaseosos)"; “Nos crecieron
diferente, tal vez pobre para algunos, pero para mí no, porque me enseñaron a
cuidarme bien”, comentaron las participantes de Mayapán y Cantamayec. Las
personas adultas miran mayor atracción por la compra de alimentos
industrializados que se anuncian en los medios de comunicación y de poca
atracción a las prácticas alimenticias como el consumo de atoles, refrescos
naturales y por supuesto para cultivar la tierra.
El trabajo de la milpa se les atribuye a personas mayores de
edad, dado que las más jóvenes prefieren emplearse en otras actividades. Como
consecuencia se viven días de escasez del grano “sólo queda esperar a Diconsa
para tener sólo 5 kilos de maíz”, “si se quiere comprar más de esta cantidad
condicionan a que se compren otros productos de la tienda para que te lo
vendan”. Esta situación impera en las comunidades mayas debilitando la base
alimentaria.
Las participantes también enunciaron propuesta para hacer
frente a esta situación:
- “Promover, impulsar que otras mujeres para cambiar la visión
de la alimentación en los niños”.
- “Necesitamos información sobre la educación alimentaria
para niños”.
- “Empezando dentro de nuestras casas, también empezar a
consumir lo que nosotras tenemos en nuestras casas”.
- “Empezar por uno mismo sembrar algunas semillas”.
- “Enseñar a los niños a sembrar”.
Volver a producir alimentos como una forma de vida sana,
menos dependiente y de contribución a la continuidad de conocimientos
productivos representa un reto.
Las agrupaciones convocantes fueron: Alianza por una sana
alimentación en la Península de Yucatán y Red de Seguridad y Soberanía
Alimentaria.
Grupos y organizaciones participantes además de Ko'ox Taani:
Grupos campesinos que colaboran con Programa Manejo de Riesgos (PMR), Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Grupos que colaboran con Muuch
Kaambal A.C., Grupos campesinos que trabajan con la Universidad Autónoa de
Yucatán (UADY) en Yaxcabá, Grupos Comunitarios que trabajan con Fundación Haciendas
del Mundo Maya, Grupo de mujeres de Chocholá, Guardianes de las Semillas del
Sur de Yucatán.
(Con información de Félix Rodríguez Navarro y Vanessa Gamboa).