Posterior a dos años de trabajo con mujeres en situación de pobreza extrema y pobreza moderada, se logra identificar un paso hacia adelante; a pesar de la pandemia por Covid-19, el ahorro se incrementó y con ello el fortalecimiento de la inclusión financiera hacia la autonomía.
El pasado 29 de abril de 2021, se llevó a cabo el evento fue organizado por El Colegio de la Frontera Sur
(ECOSUR) y la organización Trickle Up, con la participación de tres organizaciones
de la sociedad civil (OSC), que desarrollan el proyecto Empoderamiento de
mujeres y jóvenes a través del enfoque de graduación e inclusión financiera,
ellas son: Fundación Ko’ox Taani, de Yucatán, así como AMTEL y Aids to Artisans
(ATA)/Creative Learning, del estado
de Chiapas.
El evento se llevó a cabo el 29 de abril en modalidad
virtual, en el cual se dieron a conocer los principales resultados del trabajo de
dos años del programa de graduación con tres mil mujeres indígenas de comunidades
de alta marginación de Yucatán y Chiapas.
A partir de esta situación y de la experiencia del trabajo con familias en pobreza extrema en países como Bangladesh, Vietnam, India y Guatemala, Trickle Up, con el financiamiento de la Fundación MetLife, en alianza con las Organizaciones de la Sociedad Civil mencionadas, iniciaron el proyecto a mediados del año 2018 y lo concluyeron en marzo de 2021.
El proyecto mencionado se desarrolló con mujeres en el rango
de edad de 18 a 34 años y con personas con discapacidad, de comunidades
seleccionadas de los dos estados mencionados, Chiapas y Yucatán.
El proyecto aplica una estrategia de graduación que
parte de una línea de base y desarrolla un sistema integral de monitoreo y
evaluación a través del cual se va haciendo la medición de indicadores de
pobreza. Con base a ello se logra saber
el grado de avance del proyecto en la superación de la situación de pobreza
extrema. Cuando las participantes desarrollan ciertas capacidades medidas con
indicadores de graduación, se consideran como “graduadas”, es decir, que están un
paso afuera de la situación de pobreza extrema, avanzando en el mejoramiento del
bienestar familiar en el contexto comunitario.
El proyecto se desarrolla a partir de cuatro elementos: ahorro comunitario, seguridad alimentaria, generación
familiar de ingreso y desarrollo humano.
Manuel Rabasa, coordinador del proyecto por la Fundación Ko’ox Taani expuso resultados
del proyecto en Yucatán, en el que destacan los siguientes:
·
Las participantes vieron fortalecidas sus
capacidades de ahorro, producción familiar de alimentos, generación de ingresos
por medio de alguna actividad económica y mejoramiento de su desarrollo humano.
·
Aunque los hogares se vieron afectados con la
crisis económica derivada de la pandemia, al cierre del proyecto el 75% de las
participantes logró reactivar las actividades de ingreso familiar que se
impulsaron con el programa.
·
Participaron en el proyecto 750 mujeres y
personas con discapacidad, de 45 grupos organizados en comunidades de 13 municipios.
·
Cada participante ahorró en promedio $1,433 pesos
en el primer ciclo anual del proyecto y $1,745 pesos en el segundo ciclo, un
resultado a resaltar pues se logró mejorar el ahorro a pesar de haber
coincidido con la pandemia de COVID-19 y las afectaciones de las tormentas
tropicales del año pasado.
·
Al final del proyecto el 77% de los hogares
presenta seguridad alimentaria, es decir no se reportan situaciones de hambre.
Este es un logro importante en el contexto actual por el tipo de población con
la que se trabaja. En esta línea de trabajo se conformaron escuelas de campo
donde se desarrollan temas de producción agroecológica de alimentos y
nutrición. Las participantes intercambiaron conocimientos y pudieron mejorar su
producción en el traspatio desde el conocimiento local. Las acciones
autogestivas de producción de alimentos generadas, dieron ánimo y promovieron
la participación.
·
El 86% de las participantes ven cambios
positivos en su ánimo y participación, al participar en las reuniones de grupo,
cultivar sus alimentos y crear sus propias fuentes de ingreso.
Benito Salvatierra y Laura Ramírez Ramos, de ECOSUR,
agregaron que el componente de incursión en un negocio familiar hizo que las
mujeres pudieran elegir con base en sus aptitudes e intereses, siendo este
ejercicio trascendental para que sientan identificación con sus aspiraciones y
una perspectiva de vida en el corto y mediano plazo. El 50.3% de las
participantes indicaron que la decisión de la actividad productiva fue suya,
7.4% en pareja y 1.9 fue por elección de la pareja. Ahora bien, en cuanto a la
decisión del uso de sus ahorros, más del 50% de las participantes decidieron en
que lo gastarían, el 30% lo decidió en pareja. Sobre el uso del ahorro: el 27%
de las participantes destinó su ahorro para la adquisición de alimentos, en
tanto que el 18% lo hizo para la reinversión en su negocio familiar. Tan solo
estos dos aspectos orientan su pertinencia cultural al brindar las
oportunidades de decisión.
María Eugenia Pineda, de la organización ATA-Creative
Learning y Gerardo Mejía de AMTEL, ambas organizaciones de Chiapas mencionaron
que los usos y costumbres juegan un rol importante para el desarrollo de estas
acciones, por lo cual se buscan estrategias para no romper el tejido social,
puesto que el impulso a las mujeres es una tarea de gran magnitud.
Es importante agregar que la Fundación Ko’ox Taani trabaja en Yucatán desde el año 2015, con el apoyo de un grupo de
empresarios, en proyectos de graduación con otros grupos de mujeres y personas
con discapacidad además de los que se trabajó con Trickle Up, llegando ya a un total de mil setenta mujeres
organizadas en 65 grupos de ahorro, de 35 comunidades marginadas en 14
municipios del centro sur y oriente del estado, para lo cual, ha establecido
alianzas con otras organizaciones civiles, así como con el Programa de Pequeñas
Donaciones de la ONU.